La nueva normalidad y los tapabocas accesibles
Autor: Jessica Luna
Fecha de publicación: 25/01/2021
Ha pasado ya un año desde que se decretó la importancia de los tapabocas, los cuales ya son hoy un accesorio cotidiano y necesario para poder salir a las calles. Sin duda son una gran herramienta para evitar los contagios y poder mantenernos a salvo, pero también se convirtieron en un obstáculo para la comunicación para personas con discapacidades auditivas.
Aunque los tapabocas no son un elemento nuevo, y en algunos países es común que las personas salgan a la calle con ellos puestos, el uso cotidiano y obligatorio a nivel mundial si es un concepto nuevo al que nos seguimos adaptando en esta nueva normalidad.
Pero cubrirse la cara está resultando en un nuevo reto para las personas con discapacidades auditivas, que son más de 450 millones de personas a nivel mundial, es decir que el 5% de la población mundial. Esto sin tomar en cuenta a las personas de edad adulta que de forma gradual pierden la audición y que tienen un riesgo mayor cuando se trata de ganar la batalla ante el covid-19.
Los tapabocas afectan a todas las personas en la comunidad sorda y con problemas de audición, las personas sordas que dependen del lenguaje de señas, necesitan de las expresiones faciales para entender en su totalidad lo que se les está comunicando, y aquellas personas con apoyos auditivos o implantes cocleares que se basan en la lectura de los labios para comprender mejor lo que se escucha. No solo hacen que la comunicación durante la pandemia sea inaccesible, sino que apartan aún más a la población sorda, que ya puede sentirse excluida.
La audióloga Dra. Saranne Lentz-Barker usa una máscara transparente en la clínica de Raleigh, Carolina del Norte, donde trabaja. Arriba a la izquierda: máscaras claras diseñadas para ayudar a las personas con discapacidad auditiva a ver cómo se mueven las personas cuando hablan. (Centro de audición y tinnitus de Raleigh)
Los cubrebocas son cada vez más usados por los trabajadores esenciales y empleados del servicio público, donde la comunicación debe ser comprensible: tiendas de comestibles, empleados de tránsito y conductores de viajes compartidos, entre otros.
En situaciones más complicadas, si una persona con discapacidad auditiva tiene la necesidad de ir a un hospital, la situación se hace aún más difícil. Pues la falta de accesibilidad para poder comunicarse con los médicos puede hacer un proceso de por sí ya estresante aún más complicado, y debido a las restricciones en cuanto al número de personas que pueden estar presentes, es difícil contar con intérpretes o familiares que ayuden a los pacientes a tener un proceso mucho más fácil.
La actual situación ha llevado a las personas a despertar su creatividad y desarrollar tapabocas transparentes para que sin dejar de proteger a las personas, podamos seguir viendo las expresiones de las demás personas.
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